En la época en que vivimos el día de hoy, en una ciudad tan caótica, puede ser difícil establecer hábitos y rutinas para nuestros hijos, cuando a veces ni nosotras mismas sabemos bien a qué hora empieza y termina nuestro día. Sin embargo, conociendo los beneficios de crear hábitos sanos desde temprana edad, quizás podemos esforzarnos a llevarlo a la práctica y de esta manera apoyar al desarrollo integral de nuestros hijos.
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Supongo que la mayoría de nosotras hemos pasado por esta situación: Despiertas a tu hijo una y otra vez para ir la escuela y no se quiere levantar. El tiempo se viene encima, no alcanzan a desayunar, la tarea se olvida y con una actitud negativa por parte de todos, empieza nuestro día. Y así con este escenario y con muchos otros de la vida cotidiana. La frustración llega al saber que la situación podría ser mucho mejor, ya que conocemos el potencial que nuestros hijos poseen.
Aquí hablaremos de cómo podemos mejorar la dinámica familiar. Si queremos formar nuevos hábitos, debemos comprender que nosotras somos el modelo para seguir de nuestros hijos. Sería incongruente pedir actitudes o comportamientos que en la familia no están integrados.
A continuación, algunas áreas en las que podemos trabajar con nuestros hijos desde pequeños, sin dejar de lado nuestro propio compromiso con realizar cambios sanos en nuestras rutinas y vida en general.
1. Rutina nocturna
Lo ideal es crear un ambiente para que tus hijos sepan que el día ya está por terminar. Lo primero es tener una hora establecida para dormir, y respetarla; también, que se vaya creando un hábito nocturno como: apagar pantallas media hora antes de la hora de dormir, lavar dientes y cara, cambiarse a su ropa de dormir, acomodar la ropa, útiles y tareas del siguiente día (si ya están en la escuela) y tener un momento de plática, cuento o canciones que indiquen el cierre del día.
2. Rutina matutina
Podemos hacer un esfuerzo para levantarnos 30 minutos antes de lo usual para que nuestros hijos comiencen a prepararse para el día. Esto les ayudará a ser más organizados y puntuales. La puntualidad, por ejemplo, es el respeto que tenemos hacia nosotros mismos y a los demás y lo estarían aprendiendo por el modelo diario en casa, sin necesidad de regaños. Además, tener suficiente tiempo en la mañana para salir sin prisa, promueve un estado de ánimo más tranquilo, incluso alegre y ésta es una excelente manera de empezar el día.
3. Tiempo en pantalla y otras actividades
Es importante comprender que, si dejamos que nuestros hijos utilicen pantallas desde muy temprana edad, les será difícil diferenciar entre la vida y la fantasía. Además de que se sobre estimulan (y de ahí ansiedad, hiperactividad, etc.), les daña la vista, les limita el vocabulario y van perdiendo su creatividad natural. Por eso mismo, el tiempo que pasen en ellas, debe ser muy limitado y bajo mucha supervisión. Existen otro tipo de actividades, ya sea manuales, al aire libre, físicas o del hogar que podemos sustituir por el uso de la pantalla.
Aunque existen muchas otras áreas en las que podemos crear hábitos sanos, con éstas podemos empezar, ya que son de los temas más cotidianos. Hay que tomar en cuenta que la creación de hábitos lleva esfuerzo, paciencia y que es un proceso gradual que debemos empezar sin expectativas extraordinarias, para que no se abrume la familia.